Por suerte, cuando se desgrana el piso de hormigón o de cemento, hay algunas soluciones. Por un lado, tenemos las soluciones de corto plazo como la aplicación de carpetas o morteros epoxy que cubran los baches y aquí no ha pasado nada. El problema, es que el alto tránsito de personas y maquinaria que suele circular en un piso de planta o de un depósito, resquebraja rápidamente estas soluciones. Entonces, la ecuación no es muy favorable: cada vez que se aplican estas soluciones debe pararse la planta, las mismas son soluciones de corto plazo, por ende aumentan los costos de mantenimiento y bajan las ganancias por la parada de la producción. Así, esta se convierte en una opción no muy beneficiosa.
Otra solución, es barajar y dar de nuevo. Con esto me refiero al cambio total del piso. Sin embargo, tampoco es una garantía: sin solucionar el problema de base, eventualmente el piso volverá a desgranarse y tendremos unos costos de mantenimiento todavía más elevados, con paradas de planta más pronunciadas.
Finalmente, hay una tercera solución: el pulido del piso, el cerrado de poros y el endurecimiento de la superficie. Todo este proceso, se realiza sin frenar la actividad de la planta o el depósito y lo mejor es que es una solución permanente. Incluso, trae emparejado otras soluciones: la disminución de productos para limpieza y desinfección, la reducción del tiempo de limpieza, se evitan contaminaciones en el piso, se evitan accidentes laborales, queda mejor la imagen estética de la planta y se superarán una tras otra las auditorías de limpieza y seguridad. Sumado a esto, se bajan notablemente los costos de mantenimiento, generando un flujo financiero disponible para nuevos proyectos.